El presidente de la Junta Juvenil de SEO/Birdlife y representante de la juventud española en la cumbre climática de la ONU opina que actualmente Thunberg “no puede aportarnos mucho más”
lejandro Quecedo del Val (Burgos, 2002) es un activista medioambiental con una pasión tan contagiosa que lo ha llevado a presidir la Junta Juvenil de SEO/Birdlife- ésta es la única organización que cuenta con un órgano de decisión para los socios menores de edad- en su primera legislatura y a representar a la juventud española en la cumbre climática organizada por la ONU en Nueva York.
Además de ello, Quecedo de Val fue galardonado en 2019 con la plata en la Olimpiada Nacional de Filosofía.
¿Qué opinas del movimiento de Greta Thunberg Fridays for Future? ¿Crees que desde que comenzó hay un mayor número de activistas jóvenes?
Greta es esencialmente un símbolo, siendo su voz un recuerdo de las miles de voces angustiadas por el recrudecimiento de la crisis climática y la falta de respuesta de las autoridades. Y a su vez, Greta también simboliza el despertar de la juventud.
El auge mediático del cambio climático puede correlacionarse con su movimiento “Fridays For Future”. Ahora bien, Greta Thunberg es un símbolo con sus luces y sombras. Lo cierto es que su discurso se ha quedado estancado en un terror casi inmovilista.
El no proponer soluciones y el acaparar la atención mediática ha conllevado que la voz de la sociedad civil quede en cierta medida anulada en la voz de Greta, lo cual es absolutamente trágico. ¿Por qué escuchar a Greta en lugar de a expertos del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) o de otros organismos con soluciones acuciantes?
Lo cierto es que el único motivo por el que Greta sigue acaparando tanta importancia, es porque los medios han encontrado cómodo su mensaje y la falta de interés de reforzar la presión.
A mi modo de ver la importancia de Greta se está desplazando hacia la marginalidad. No hay duda de que se ha convertido en un símbolo histórico, con el que se identificará la movilización de la juventud contra la crisis climática. Pero, a día de hoy, Greta ya no puede aportarnos mucho más.
Sobre si su mensaje resulta alarmista creo que la respuesta es un no. Concedo que es un alarmismo simplista: si leemos los informes del IPCC y otras instituciones la alarma es mucho mayor y compleja que la transmitida por Greta.
En EFEverde explicaste que dar ejemplo del trabajo en equipo, demostrar la necesidad de trascender fronteras y presentar propuestas para actuar contra el cambio climático son los motivos que han impulsado a jóvenes activistas de todo el mundo a manifestar su preocupación. Pero, ¿cuáles han sido los motivos que te hicieron reflexionar y darte cuenta de la situación hasta convertirte en activista?
A medida que he ganado conciencia de la gravedad de la Crisis Climática, ha aumentado mi involucración. Sencillamente y teniendo en cuenta que no soy ningún experto, pienso que cualquier persona que gane una mínima comprensión de la universalidad, gravedad, urgencia y oportunidad que supone esta crisis, sentirá la vocación y el imperativo moral de actuar.
¿Cuándo crees que los gobiernos comenzarán a actuar seriamente contra el cambio climático?
La COVID-19 ha transformado radicalmente el panorama geopolítico y la fórmula por la que los gobiernos abogan para salir de esta crisis. Y francamente, ha acabado con muchas esperanzas.
Sin embargo, tengo fe en que si conseguimos movilizar a la sociedad civil de forma significativa, los gobiernos nos acabarán escuchando. Pues su supervivencia depende del voto popular o al menos hablando en términos de sociedades democráticas.
Francia es un ejemplo de ello, pues tras la victoria de los partidos verdes en las elecciones locales, hemos visto a Macron interesarse de pronto por la Crisis Climática.
Sin embargo, más que los gobiernos me preocupan las corporaciones privadas. Teniendo en cuenta que éstas son las responsables de más del 70% de las emisiones del efecto invernadero, y que no son tan susceptibles de ceder ante la presión civil.
Probablemente estas corporaciones no actúen hasta que alcancemos la intersección entre urgencia, tecnología y asequibilidad de cambio; el momento en el cual las empresas podrán sacar beneficios económico de una transición ecológica.
Contribuiste a redactar la ‘Declaración Global de Acción Climática Juvenil’ el año pasado en esta cumbre climática, el cual describe algunas pautas que los gobiernos e instituciones deben seguir para poder combatir esta crisis climática. ¿crees que consiguió generar presión?
Francamente no. La juventud resulta un elemento dinámico en términos políticos, siguiendo la teoría de Guy Debord. Pero lamentablemente cuando dejamos de ser los “actores” de una función o “decorados” de un escenario, y hacemos reclamaciones serias, pocos son los que están dispuestos a escuchar y ser consecuentes con lo hablado.
Dentro de todos los problemas derivados del cambio climático, que no son pocos, ¿cuál ves más grave?
La sexta extinción masiva de especies, las oleada de hambrunas y los problemas sociales (desde refugiados climáticos a tensiones sociales e internacionales) y la activación de los puntos de inflexión que harán irreversibles la inercia del cambio climático.
¿Crees que la educación española fomenta el «ser ecológicos»?
No necesariamente. Los alumnos españoles reciben mucho conocimiento de campos como la biología, pero son conceptos meramente teóricos.
Ser ecológicos requiere una praxis, una aplicación de la teoría. Y en general nuestro sistema es terrible en este aspecto. Y aunque es cierto que fomenta el conocimiento ¿qué valor tiene poseer conocimiento si no lo aplicamos?
Nuestro sistema educativo debería aspirar a convertirnos en vectores transformativos, no en archivos.
Como hemos visto durante la primera ola de la pandemia, muchos puntos del planeta fueron visibles a miles kilómetros (como el caso del Everest) debido a la reducción de gases dado el confinamiento. ¿Crees que esto a concienciado a la población?
No, de hecho ha sido casi ridículo la forma en que los medios han cubierto la situación y la forma en que nosotros mismos como ciudadanos hemos reaccionado.
La pandemia nos ha dejado datos para pensar como por ejemplo que en China la cuarentena, impuesta por la COVID-19, ha salvado más vidas por evitar la contaminación que de las muertes que ha causado esta pandemia.
Por otro lado, la crisis en la que se está ahogando nuestro sistema y la cuestionable forma en la que respondemos a esta crisis nos está enseñando lecciones muy valiosas. Sin embargo, las narrativas establecidas difieren mucho de las narrativas transformativas a las que deberíamos aspirar.
Estas narrativas transformativas han sido sustituidas por visiones infantilistas de jabalís paseando por las ciudades, que siempre han estado ahí; o delfines en Venecia, lo cual que resultó ser un bulo…
Estamos haciendo una lectura limitada y naif de un evento que debería ser aliciente para la demanda de un cambio social y económico
Facebook de IES la Bureba, Alejandro Quecedo del Val.